10 de abril de 2025

La llama susurrante: Historia de las técnicas de fabricación del fuego

Yuexin |Junior Brand Manager Cricket
Tiempo estimado de lectura: 7 minutos

Imagina un mundo envuelto en la oscuridad y helado por el viento. Para nuestros antepasados, el fuego era una maravilla. También era un espectáculo aterrador creado por las tormentas o la leña ardiendo. Sólo podían observar, con los ojos muy abiertos, cómo la naturaleza desataba esta potente fuerza.

Sin embargo, en el interior de esas mentes primitivas, parpadeaba la curiosidad. Notaron el calor que quedaba después de que las llamas se extinguieran, el sabor diferente, mejor, de la carne cocinada.

Y así comenzó la larga e increíble historia de cómo los humanos aprendieron no sólo a presenciar el fuego, sino a hacerlo suyo.

El tiempo de las brasas prestadas

Durante siglos, el fuego fue un don, no una herramienta.

Los primeros humanos, esos robustos Homo de hace un millón de años o más, eran como niños precavidos cerca de una bestia poderosa. Aprendieron a acercarse a los bordes de los incendios, a recoger las brasas aún encendidas. Imagínense el cuidado que ponían en transportar estas preciosas chispas como pequeños soles. Esperaban mantenerlas vivas el tiempo suficiente para dar calor a sus cuevas o ahuyentar el frío de su comida cazada.

Era una época de dependencia y de aprovechar las oportunidades. Pero dentro de esta dependencia creció una semilla de comprensión, una observación silenciosa de cómo se comportaba el fuego.

Entonces llegó un momento de brillantez, un salto de ingenio. Alguien, en algún lugar, descubrió que estas brasas ardientes podían moverse y cobrar vida en un nuevo lugar. Imagina esta escena: un pequeño grupo está reunido. Soplan suavemente sobre un trozo de madera humeante. Añaden hojas secas, con la esperanza de que crezca una nueva llama.

Este fue el primer paso hacia el control, el paso del simple uso del fuego a su cultivo activo.

Pero la verdadera magia ocurrió cuando los humanos aprendieron a crear fuego a partir de nada más que madera. Imagínate la paciencia y la persistencia con la que frotaban los palos. Hora tras hora, les dolían los músculos. Sus esperanzas aumentaban con la primera brizna de humo.

El taladro de mano, un simple palo que giraba contra una base de madera, era una prueba de fuerza de voluntad. Exigía fuerza y un esfuerzo inquebrantable, pero cuando por fin brilló aquella pequeña brasa, debió de sentirse como si invocara a una estrella.

Una imagen dibujada a mano que muestra unas manos haciendo girar un palo de madera sobre un bloque de madera.
Figura 1 Taladro manual

El taladro de arco, una ingeniosa mejora que utiliza un arco para hacer girar el palo más rápido y durante más tiempo, hizo que este milagro fuera un poco menos arduo.

Una imagen dibujada a mano que muestra una mano utilizando un arco para hacer girar el palo sobre una base de madera.
Figura 2 Taladro de proa

Y en aquellas cálidas islas o ambientes tropicales, el arado de fuego, apenas dos palos frotados con energía concentrada, ofrecía otro camino hacia esa preciosa llama.

Una imagen dibujada a mano que muestra dos manos que sujetan un palo de madera y lo frotan contra la base de madera
Figura 3 Arado de fuego

Este cambio, de encontrar fuego a hacerlo, lo cambió todo. Significaba calor a demanda, comidas cocinadas siempre que se necesitaban y una nueva capacidad para dar forma a sus vidas.

Cuando saltaron chispas de piedra y acero

Pasaron los siglos, los humanos se hicieron más hábiles y más ingeniosos. La Edad de Hierro trajo consigo un nuevo tipo de magia: la chispa que surge de la piedra y el acero. Imagina el sonido satisfactorio cuando el acero duro golpea el borde afilado del pedernal. Produce pequeñas chispas ardientes en la yesca seca.

Este método era fiable y fácil de utilizar. Muy utilizado en tierras antiguas como China, la India y la Europa medieval. Incluso ahora, en la tranquilidad de la naturaleza, el chasquido y el destello del pedernal y el acero nos conectan con aquellas noches de antaño.

Foto en blanco y negro de una anciana que sostiene en cada mano un percutor de acero y un pedernal, respectivamente.
Figura 4 Percutor de acero y pedernal utilizados en Dalarna, Suecia, en 1916.

Mientras tanto, en el sudeste asiático surgió un tipo diferente de hacer fuego: el misterioso pistón de fuego. Se trata de un cilindro liso de madera y una varilla bien ajustada. Con un empujón rápido y fuerte, el aire atrapado en su interior se comprimía rápidamente. Esto crearía calor, suficiente para encender un pequeño trozo de yesca. ¿Y quién iba a decir que este ingenioso dispositivo había inspirado a Rudolf Diesel en su invención del motor diesel que impulsó los primeros automóviles?

Una sesión de fotos de una mano empujando un enfermo en un cilindro transparente y la chispa aparece en él cilindro
Figura 5 Pistón de fuego

La era de la comodidad: Fuego en el bolsillo

El mundo seguía girando y el siglo XIX trajo consigo una avalancha de innovaciones. De repente, el fuego ya no era algo que había que golpear con fuerza repetitiva. Se podía invocar con un simple rasguño.

Se inventaron las primeras cerillas de fricción, esas cerillas que "se golpean en cualquier sitio". Imagínese la maravilla de crear fuego con sólo arrastrar un palo por una superficie. Pero esta comodidad tenía un coste, ya que estas primeras cerillas a menudo contenían sustancias tóxicas y planteaban peligros debido a su naturaleza de "golpear en cualquier parte".

Entonces llegó un héroe de la seguridad, el químico sueco Gustaf Erik Pasch. Introdujo la cerilla de seguridad, una varilla más segura que sólo se encendía al frotarla contra un parche especial.

También se sustituyó el fósforo amarillo de las cerillas por fósforo rojo, más seguro. Un pequeño cambio supuso una gran diferencia, ya que protegía los hogares y las manos de las llamas accidentales. Las cerillas se convirtieron en nuestras fieles compañeras, guardadas en los bolsillos y utilizadas en las cocinas de todo el mundo.

Una foto en blanco y negro de un trabajador de la fábrica sonriendo y de pie junto a cajas de cartón que contienen cerillas de seguridad Tres Estrellas.
Figura 6 Famosa marca de coincidencia de seguridad "Tres estrellas"

Pero la búsqueda de una facilidad aún mayor continuó. Los inventores empezaron a soñar con un fuego que pudiera invocarse con un simple movimiento. Los primeros encendedores, como la lámpara de Döbereiner, eran más bien experimentos científicos en miniatura, que utilizaban líquidos burbujeantes para crear una llama. Impresionantes, pero no precisamente de bolsillo.

Una vieja lámpara de Döbereiner
Figura 7 Lámpara de Döbereiner

La verdadera revolución llegó con el descubrimiento del ferrocerio, un "pedernal" fabricado por el hombre que aumentó la fiabilidad de encendido del fuego y la facilidad de uso. Empresas como la Ronson aprovecharon esta chispa y construyeron los primeros encendedores prácticos y fáciles de usar, alimentados por líquidos como la nafta. Imagínese la sofisticación de sacar un encendedor reluciente para desterrar la oscuridad.

En las duras trincheras de la Primera Guerra Mundial, los soldados fabricaban encendedores con viejas vainas de cartuchos. Mejoraron estos encendedores añadiéndoles tapas de chimenea con orificios de ventilación para ayudarles a resistir el viento.

La historia dio un giro en los años 50 con la llegada del butano, un combustible más limpio y suave. Y entonces llegó la magia del cristal piezoeléctrico, una pequeña maravilla que creaba una chispa con un simple clic, sin necesidad de una rueda de pedernal.

Luego llegó el encendedor de bolsillo , como Cricket. Hizo que el fuego fuera fácilmente accesible y asequible para mucha gente. Estas herramientas delgadas y prácticas se convirtieron en habituales para tareas cotidianas como encender velas de cumpleaños o hogueras. Con un guiño a la seguridad, los mecanismos a prueba de niños se convirtieron en la norma, un paso responsable en nuestra larga relación con este poderoso elemento.

Un encendedor de bolsillo Cricket azul sobre la mesa junto a una funda de teléfono, una cartera y llaveros
Figura 8 Encendedor de bolsillo Cricket

Hoy en día, también disponemos de encendedores utilitarios, esos mecheros de cuello largo que se introducen con facilidad en velas y chimeneas. Aunque distan mucho de los simples palos para frotar de nuestros antepasados, siguen respondiendo a la misma necesidad primigenia: introducir en nuestras vidas el calor, la iluminación, la magia misma del fuego.

Un encendedor turbo Cricket rojo colocado en el suelo sobre hojas caídas en un entorno de hoguera al aire libre.
Figura 9 Encendedor Cricket Utility

Desde los secretos susurrados de la fricción hasta el cómodo clic de un mechero moderno, la historia de cómo los humanos aprendieron a hacer fuego es un testimonio de nuestro ingenio, nuestra resistencia y nuestra fascinación perdurable por esta llama danzante y poderosa.

Es una historia escrita con humo y ceniza, una historia que sigue desarrollándose con cada chispa que creamos.

Fuentes de las imágenes:
Figura 1: Popular ScienceMonthly Volumen 10, Dominio público, vía Wikimedia Commons
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:PSM_V10_D029_Ancient_fire_making_methods_(cropped).jpg
Figura 2: Popular ScienceMonthly Volumen 10, Dominio público, vía Wikimedia Commons
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:PSM_V10_D030_Bow_drill_used_by_the_sioux.jpg
Figura 3: United StatesArmy, Dominio público, vía Wikimedia Commons
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Fire_plow_US_Army.jpg
Figura 4: Nils Keyland,Dominio público, vía Wikimedia Commons
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Eldslagning_-_Nordiska_museet_-_NMA.0051717.jpg
Figure 5: Chocolateoak, CCBY-SA 3.0 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/3.0>, via WikimediaCommons
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Fire_piston.jpg
Figure 7: Stiftunghistorische Museen Hamburg - Museum für Hamburgische Geschichte, CC BY 3.0 DE<https://creativecommons.org/licenses/by/3.0/de/deed.en>, via WikimediaCommons
https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Hamburg_Museum_2010-1207-217.jpg
Fuentes del artículo:
1. "Control del fuego por los primeros humanos". Wikipedia,
https://en.wikipedia.org/wiki/Control_of_fire_by_early_humans
2. Evans, Rhodri. "Ancient Fire-making Techniques:How Our Ancestors Managed without Modern Fuels" Hillside Woodfuels, 15 de noviembre de 2023,
https://hswf.co.uk/blogs/burning-questions/ancient-fire-making
3. "Delantero de fuego" Wikipedia,
https://en.wikipedia.org/wiki/Fire_striker
4. Cipriani, Paul. "Flint and Steel Firemaking" WildernessAwareness School, 25 de marzo de 2020,
https://wildernessawareness.org/articles/flint-and-steel-firemaking/
5. "Historia del motor de combustión interna" Wikipedia,
https://en.wikipedia.org/wiki/History_of_the_internal_combustion_engine
6. "La historia de los macthes" Swedish MatchIndustries AB,
https://www.swedishmatchindustries.com/en/the-fire-academy/the-history-of-matches/
7. "Breve historia de la llama: The Story of theEveryday Lighter" Wilsons & Co,
https://sharrowmills.com/pages/the-story-of-the-everyday-lighter
8. "Ferrocerio" Wikipedia,
https://en.wikipedia.org/wiki/Ferrocerium 
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